La gran muralla china, obra milenaria.

Los pueblos antiguos realizaron construcciones imponentes que hoy son un legado para la humanidad. Los turistas que viajan a destinos milenarios podrán encontrar una de ellas, la Gran Muralla China, una obra de ingeniería militar considerada la séptima maravilla del mundo. Tardó muchísimos años en construirse. Su tamaño y diseño constituyen un hecho sobresaliente pues posee una extensión de un poco más de 7.000 kilómetros de distancia, 14 mil li en la medición china. Recorre nueve provincias y varios municipios y regiones a partir del Paso de Jiayu ubicado en la región provincial de Gansu, para culminar a orillas del río Yalu en la provincia nororiental de Liaoning.

Le correspondió a la Dinastía Min entre 1368 y 1644, la tarea de construir esta portentosa obra que por su forma se asemeja a una alargada serpiente que sube por las escarpadas crestas de las montañas y baja por precipicios impresionantes. En la antigüedad  y en épocas de guerra, al enemigo le resultaba casi imposible escalar tales montañas y esa fue la razón para construirse la legendaria muralla desde un principio pensada para la defensa del territorio, vastas   planicies en el lado central e inferior del río Amarillo, contra las incursiones de los pueblos del norte que buscaban arremeter y destruir los castillos apostados a lo largo de la frontera.

El emperador Qinshihuang vivió entre los años 259 y 210 antes de nuestra era. Luego de unir a China se convirtió en el primer emperador de las antiguas dinastías feudales chinas. Unificó las unidades de longitud, capacidad y peso, la moneda, la escritura y por si fuera poco, construyó la Gran Muralla para defender sus dominios frente a los ataques de los pueblos septentrionales. La muralla se convirtió en un mirador perfecto para vigilar el desplazamiento de los ejércitos enemigos.

Construida con grandes ladrillos y enormes cantidades de piedra machacada, su altura de 10 metros aproximados y un ancho entre cuatro y cinco metros, permitía que cuatro soldados a caballo pudieran pasar al mismo tiempo. De igual manera, facilitaba el transporte de alimentos, cereales, agua y armas. Al interior se esta magnífica obra existían pasillos ocultos y escaleras que conducían hasta las puertas, por donde resultaba fácil subir y bajar según la necesidad. Torres que sobresalen fueron diseñadas para almacenar víveres y armamento, pero también como refugio y sitio de descanso de las tropas.

Hoy día la muralla no cumple la función militar del pasado, pero a cambio ofrece un atractivo turístico sin precedentes y su imponente arquitectura es razón para viajar hasta allí en busca de una de las maravillas del mundo antiguo y moderno por su belleza y majestuosidad, símbolo de poderío y grandeza, con un valor  histórico y cultural con evidente sentido turístico. Los chinos le dicen al mundo estas palabras llenas de convicción: “Quien no ha subido a la Gran Muralla no es una persona de verdad”. Viajeros nacionales o extranjeros, una vez la recorren, se sienten diferentes, se ufanan de haber subido y caminado tramos bien conservados como Mutianyu, el Paso de Badaling, la Plataforma de Shimatai y el Paso de Shanhaiguan,  entre otros, que son los puntos de mayor interés turístico para personalidades de la política, del arte y de la vida común que la han visitado.

Es indudable, cerrando este tema, que la Muralla China es uno de los más portentosos logros en cuanto a construcciones existen para gloria de la historia humana y por eso atrae a mill0nes de turistas del mundo, tanto en el pasado como en el presente. Y seguro que así será en el futuro.

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