Mallorca: Las islas Baleares del Eco-futuro

En este archipiélago las iniciativas sostenibles ya son una deliciosa y divertida realidad.

Porque Mallorca tiene mucha vida en sus fincas
Mientras el resto de España aún no ha hecho los deberes, a excepción de algunas ciudades como Barcelona, estas joyas del Mediterráneo ya están poniendo en marcha, con lo recaudado con la ecotasa, multitud de proyectos sostenibles. Se trata de apenas unos euros para el bolsillo del turista, y un gran beneficio para el archipiélago. En 2018 sumaron la friolera de más de 100 millones de euros destinados a la conservación medioambiental.
Playa de Mallorca
De esta forma, el turista que llega a Baleares, atraído por su exuberante naturaleza, sus aguas turquesas y sus calas de arena blancabuscando contagiarse de ese espíritu de calma tan distinto al continental, puede disfrutar del entorno y de sus recursos, al tiempo que aporta su granito de arena a la preservación de sus espacios.

Los territorios insulares tienen una gran conciencia medioambiental, porque viven de sus paisajes, pero también son conscientes de su fragilidad y del enorme impacto de la sobreexplotación turística. Por ello lo tienen claro: no todo es hacer dinero, también toca prevenir y recuperar. Esa es la nueva máxima.

El beneficio verde de este impuesto de turismo sostenible se está invirtiendo en todas las islas. Para conocer de primera mano algunos de ellos, toca ponerse las botas para recorrer parte de la geografía balear, en concreto, de las islas de Mallorca e Ibiza.

 

Posidonia

Y qué mejor que empezar por su mar. Amantes del veraneo, el Mediterráneo no es sólo playa, es también vida, y hay que protegerla. Quien haya visitado Baleares seguro que sabe lo que es la Posidonia, y los beneficios de esta planta marina para la biosfera. Pero se habrá dado cuenta también de los castigos a los que se ve sometida, sobre todo en verano cuando decenas de barcos inundan la costa.

Una de las asignaturas pendientes, que se va a financiar con cargo a esta ecotasa, es cartografiar las poblaciones de Posidonia para regular la actividad marina y evitar seguir causando daño en los ecosistemas.

MALLORCA RECUPERADA

Poniendo la mirada en tierra, concretamente en la zona norte de Mallorca, se encuentra un tesoro histórico y patrimonial: la muralla de Alcudia. Muestra del pasado medieval de la zona, y convertida en atractivo turístico de la Isla, está siendo objeto de importantes actuaciones de restauración y conservación.

Muralla Alcudia

En otra zona cercana, el corazón verde de la Isla, Artá, la naturaleza envuelve al visitante. Es de esos entornos que transforman a las personas, y no al revés. Aquí los vestigios de unas antiguas instalaciones militares se han convertido en espacio público: la Finca Es Canons. Ubicada en un espacio natural protegido, acogerá un aula de la naturaleza, con actividades de formación en materia forestal y prevención de incendios, así como encuentros convivenciales y recuperación del paisaje agrícola.

Pero la geografía mallorquina ofrece más espacios para olvidarse de todo y envolverse de una atmósfera de silencio. Basta con acercarse a los pies de la impresionante Tramuntana a descubrir la finca Galatzó. Calvià presume de tener la finca pública más grande de toda la Isla. Allí, se está recuperando el sistema hidráulico y se va a construir un refugio para excursionistas.

Porque Mallorca tiene mucha vida en sus fincas

REINVENTANDO IBIZA

Toca navegar ahora a la segunda isla más poblada del archipiélago balear, Ibiza. La ecotasa se ha propuesto devolver la mirada de isleños y visitantes al mar. Los municipios de San Antonio y San Josep de sa Talaia se unirán con un enorme paseo de 12 km por la bahía de Portmary. Una estructura paisajística sostenible para el mejor de los disfrutes, cómo no, al aire libre y a orillas del Mediterráneo.

Pero la actuación más importante aquí es la que no se ve, o, al menos, no a simple vista, el saneamiento. Para disfrutar de aguas limpias y cristalinas en las playas es necesario tener un sistema adecuado de canalización de aguas residuales y pluviales. Lo mismo ocurre en la capital de la Isla, con un ambicioso proyecto que pretende mejorar el saneamiento, ampliar los espacios peatonales y mejorar la accesibilidad a la playa, al tiempo que se restringe el acceso de vehículos.

Dalt Vila

Y a esto se une otra actuación de conservación del patrimonio histórico, en este caso religioso, con la rehabilitación de la Catedral en Dalt Vila. Con todo ello, y muchas otras acciones, las Baleares están saldando una cuenta pendiente, devolviendo a la naturaleza y a las Islas un beneficio que consiga frenar el impacto de la actividad turística.

Queda mucho por hacer. Sí. El modelo de desarrollismo, de cemento y hormigón, de masificación, de consumo incontrolado de recursos, sigue presente, pero se ha abierto ya la veda del cambio hacia el ecologismo.Y como el optimismo se contagia, será cuestión de tiempo que otros territorios de España se suban al carro de la sostenibilidad turística. Baleares es el espejo en el que mirarse.

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