Norteamerica: Alaska, la última frontera de América del Norte

Juneau es la capital de Alaska y, debido a su aislamiento, también el mejor comienzo de un viaje a estas latitudes

partir de abril, cuando el invierno ya toca a su fin, el bosque estalla en colores y el conjunto de glaciares, mares de hielo, bosques y fauna atrapa al viajeroanunciando la riqueza natural que contemplará durante todo el viaje: esto es ununiverso apenas tocado por la zarpa humana. Cerca de Juneau, a escasos 20 kilómetros por una carretera asfaltada, llegamos al Glaciar Mendenhall, cuya particularidad no es solo su fácil acceso por tierra, sino los túneles que surcan su interior. Los tonos azulados de las cuevas ofrecen un espectáculo a las órdenes de una luz de otro mundo, y el goteo del agua resuena en el silencio mientras caminamos bajo sus bóvedas rugosas. Esta escultura móvil sobrecoge casi tanto como angustian las explicaciones de los guías acerca del lento pero continuo retroceso de la masa helada. El glaciar se deshace y deja escenas curiosas, como los árboles en el interior de las cuevas que desnuda el deshielo, dando fe de que en otro tiempo el glaciar se extendía por las llanuras. Un sendero sencillo alcanza las cataratas Nuggets, un enclave fascinante por el estruendo que causan los largos cabellos de agua al desplomarse desde algo más de 100 metros de altura.

 

Monte Denali

Alaska es un territorio de suaves ondulaciones heladas que se dejan ver desde la distancia. Como los 6.190 metros del Denali –en 2015 recuperó su nombre tradicional indio, «el Grande», en sustitución del de MacKinley–, visibles desde Anchorage. Es el pico más alto de Norteamérica.

Monte Denali - Alaska. Monte Denali

 

El paisaje interior

Las islas e islotes de la costa sur forman un conjunto de canales que, entre mayo y septiembre, frecuentan orcas y ballenas jorobadas como la de esta foto. Glacier Bay puede explorarse en embarcaciones más pequeñas que parten de la cercana población de Gustavus, accesible desde Juneau tras un breve vuelo en avioneta.

Ballena en Alaska. El paisaje interior

 

Águila calva en el Chilkat Bald Eagle Reserve

Creada en 1982, esta reserva vela por la conservación del hábitat natural de las águilas calvas. Los ríos Chilkat, Kleheni y Tsirku, que confluyen en la reserva, son también el hábitat de los salmones naturales, un espacio protegido por la misma reserva.

Aguila - Alaska. Águila calva en el Chilkat Bald Eagle Reserve

 

Ketchikan

Esta población situada al sur de Juneau es uno de los mejores accesos a la extensa masa boscosa del Tongass National Forest.

Ketchikan - Alaska. Ketchikan

 

Glaciar Matanuska

Con 43 kilómetros de largo y 4,6 de ancho, se localiza a solo 2 horas en coche de Anchorage. Es uno de los glaciares más accesibles del territorio de Alaska. Tras acceder al Parque Nacional que lo protege, el visitante podrá descubrirlo por su propio pie.

Glaciar Matanuska - Alaska. Glaciar Matanuska

 

Gruta en el glaciar Mendenhall, en las afueras de Juneau

Además de su fácil acceso por tierra, una de sus mayores particularidades son los túneles que surcan su interior. Los tonos azulados de las cuevas ofrecen un espectáculo a las órdenes de una luz de otro mundo, y el goteo del agua resuena en el silencio mientras caminamos bajo sus bóvedas rugosas.

Glaciar Mendenhall - Alaska. Gruta en el glaciar Mendenhall, en las afueras de Juneau

 

Parque Nacional Fiordos de Kenai

Sus 2.460 km2 abarcan una zona de fiordos y glaciares que desaguan en el golfo de Alaska. La península de Kenai, accesible desde Anchorage por la Sterling Highway, se descuelga frente a la isla de Kodiak. En la fotografía se distingue el glaciar Exit.

Parque Nacional Fiordos de Kenai

 

Casa Totem

Tótems: historias indias grabadas en madera

Cuenta una leyenda tlingit que el pájaro-trueno luchó contra la malvada ballena, la sacó del agua y la venció. Esta historia es una de las que recogen los totems del Totem Bight State Park, en Ketchikan, una reserva de bosques al borde del mar que preserva 14 de estos postes tallados y la Clan House, una casa comunal en la que vivían entre 30 y 50 personas. Los totems se instalaban a la entrada del poblado y servían para explicar mitos sobre el origen del clan, para homenajear a miembros de la tribu, recordar eventos (fiestas, enlaces, muertes…) o como testimonio de agravios. Elaborados con cedro rojo, de una sola pieza, solo se pintaban los detalles. Se utilizaban 4 colores (negro, rojo, azul turquesa y blanco), extraídos de minerales y de conchas, que se emulsionaban con aceite de huevas de salmón.

Casa Totem - Alaska. Casa Totem

 

Parque Nacional Denali

El pico más alto de Norteamérica es el corazón de esta reserva de 20.000 km2. Se puede avistar a lo largo de diversos itinerarios.

Parque Nacional Denali

Deja una respuesta