Curiosidades: 8 acantilados costeros de Europa que debes ver una vez en la vida.

No son los más altos, ni quizás tampoco los más impresionantes; pero seguro que son paisajes que jamás olvidarás

No creas que eso de fotografiarnos junto a los acantilados es algo moderno; las alturas siempre atrajeron a la humanidad. Y, en concreto, los acantilados fueron escogidos por los artistas románticos como uno de sus paisajes favoritos junto a las ruinas. Y como muestra, tenemos, por ejemplo, la popular pintura “El viajero contemplando un mar de nubes” del alemán Caspar David Friedrich.

Quien ha visitado los acantilados de Moher, en la costa oeste de Irlanda, le queda grabado en la memoria el ruido del viento, las olas rompiendo con ímpetu en la base de las enormes rocas, mientras a lo lejos parece oírse una melodía de violín. Imágenes como estas hacen que un viaje merezca realmente la pena: acercarse hasta escenarios como los acantilados normandos de Étretat que tanto han inspirado a pintores y literatos, o sentirse minúsculo ante la pétrea presencia de Los Gigantes tinerfeños que, como centinelas colosales, vigilan el horizonte del océano.

¿No has sentido nunca la belleza sublime de un acantilado? Aquí tienes ocho de los más bellos de Europa. Ocho paisajes inolvidables con los que sentirse como un viajero contemplando un mar de nubes.

 

Acantilado de Gásadalur (Dinamarca)

Acantilado de Gásadalur (Dinamarca)

Gásadalur es un poblado de la isla Vágar, en las alejadas Islas Feroe (Dinamarca). Es famoso por lo escénico del lugar que ocupa, en una meseta junto a la costa, y por los acantilados cercanos al mismo. La peculiaridad de estos acantilados es que desde ellos cae una bellísima cascada.

 

Étretat y acantilados de Aval en Normandía (Francia)

Étretat y acantilados de Aval en Normandía (Francia)

Es uno de los tramos más bellos de la espectacular de la Côte d’Albâtre, que se extiende por el norte de Normandía. Del pueblo de Étretat parte un sendero permite contemplar la arquitectura que el viento y el mar esculpieron hace millones de años en las rocas de la región y que, en el siglo XIX, cautivaron a pintores como Claude Monet y a escritores como Victor Hugo.

 

Punta de San Lorenzo en Madeira (Portugal)

Punta de San Lorenzo en Madeira (Portugal)

La belleza de Madeira no está sólo en los verdes intensos de sus bosques. En una esquina del extremo este de la isla, encontramos la Punta de San Lorenzo, un paisaje dominado por amarillos y ocres con unos acantilados sobre el Atlántico espectaculares que se pueden recorrer a través de algunas sendas habilitadas. Es zona protegida desde 1996 y hábitat de la foca monje, aves y plantas endémicas.

 

Los "Seven Sisters" (Inglaterra)

Los «Seven Sisters» (Inglaterra)

Mirando al Canal de la Mancha se yerguen en la costa de Sussex, en el sur de Inglaterra, estos acantilados blancos, blanquísimos, formados por creta que la erosión del viento ha dejado desnuda a merced de los embates del mar. Su visión es espectacular y ha sido escenario cinematográfico en muchas ocasiones como Robin Hood, el Príncipe de los ladrones (1991) y Expiación (2007). El sendero South Downs Way discurre por el borde de los acantilados por un trazado sinuoso que ofrece vistas magníficas.

 

Costa Quebrada en Cantabria (España)

Costa Quebrada en Cantabria (España)

Su nombre ya lo dice todo… La Costa Quebrada constituye uno de los tramos del litoral cantábrico más singulares, una verdadera maravilla geológica. Son veinte kilómetros que van desde los arenales de Liencres a la península de la Magdalena. Es uno de los puntos de Interés Geológico del IGME (Instituto Geológico y Minero de España), y está incluido en la Red Natura 2000 como Lugar de Interés Comunitario.

 

Acantilados de Moher (Irlanda)

Acantilados de Moher (Irlanda)

Ocho kilómetros de precipicios de hasta 214 metros de altura. Da tanto respeto acercarse al borde que incluso los valientes se tumban como precaución a las inesperadas rachas de viento. Abajo rugen las olas y graznan las gaviotas. Un camino entre muretes recorre el borde de los acantilados. Enfrente emergen las islas Aran. También en Irlanda, merece la pena acercarse hasta el acantilado de Croaghaun con una altura de 668 metros.

 

Preikestolen de de Ryfylke (Noruega)

Preikestolen de de Ryfylke (Noruega)

Esta inmensa roca plana que atisba sobre el fiordo de Lysefjord es uno de los acantilados costeros más altos del mundo. Aunque hay otros que lo superan en metros, pocos son más espectaculares como éste de Noruega. Tras recorrer los cinco kilómetros de camino que llevan a la cima, se llega a la gran plataforma pétrea, que es lo que significa su nombre, desde donde se obtienen unas vistas increíbles.

 

Los Gigantes de Tenerife (España)

Los Gigantes de Tenerife (España)

Este farallón de roca volcánica situado en la costa oeste de Tenerife se alza seiscientos metros sobre el nivel del mar. Los guanches lo llamaban las «murallas del infierno». La mejor vista del conjunto se obtiene desde Punta Teno. En España, hay otros riscos descomunales como los de Faneque en la isla de Gran Canaria, que miran al mar desde más de mil metros de altura. O los de Vixía Herbeira, en La Coruña, considerados los más altos de la Europa continental, con 613 metros sobre el mar.

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